Medidas higiénicas
Desde el primer día se comenzará en forma pasiva a delimitar el lugar donde podrá desocuparse, de modo de formar un reflejo condicionado que responda a sus necesidades fisiológicas. Puede ser en un jardín, patio, lavadero o si vive en departamento, el baño.
Coloque en un perímetro no mayor de un metro unas hojas de diario, humedecidas con el orín del cachorro. Después de cada comida, y cuando despierta de su breve sueño llévelo inmediatamente sobre el diario. Espere un tiempo prudencial repitiendo suavemente «aquí sí – pi pi- aquí sí -pi- pi-» indicándole el lugar. Felicítelo efusivamente si responde.
Si se desocupa en otro lugar y lo encuentra in fraganti, levántelo de inmediato aunque deba interrumpirlo y corrigiéndolo «no – no» lo deposita sobre los diarios indicándole el lugar y repitiendo «aquí si -pi-pi» varias veces. Si el «accidente» ocurrió con anterioridad, de nada sirve que lo rete porque el cachorro no asocia lo del suelo consigo mismo y se siente injustamente castigado.
Nunca lo castigue físicamente ni le refriegue el hocico en su materia fecal u orín. Costumbre antihigiénica que no da resultado, ya que se trata de un animal con costumbres atávicas en cuanto a su defecación y orín.
No todos los perros aprenden en un mismo lapso de tiempo por lo que debe ser paciente y perseverante aunque durante los primeros días deba levantarse dos a tres veces durante la noche para llevarlo sobre los diarios y pueda condicionarlo. Es el precio que hay que pagar para tener un perro bien educado, cariñoso y amoroso.
Hay personas que pretenden que con indicar una o dos veces al cachorro es suficiente para que aprenda, a veces dejándolo solo durante horas. Eso es imposible porque las necesidades de orinar o defecar de un cachorro son más frecuentes, cada dos o tres horas.
Después de comer y despertar de sus cortos sueños generalmente comienza a olfatear detenidamente un lugar (a veces girando en redondo) antes de orinar o defecar.
Si ocurre un accidente sobre su alfombra, lave bien y luego pase un paño con vinagre de modo que no vuelva a desocuparse en ese mismo lugar.
Si se desocupa en la calle, no le permita hacerlo sobre la vereda. Levante las deposiciones de su perro.
Al educar a su perro para que no ensucie las veredas, su perro se lo agradecerá en nombre de todos los perros para que no los vean más con desagrado.
Ellos no son culpables, sino los hombres que los conducen y no respetan las leyes de convivencia.
No comer de extraños
Su cachorro debe tener un lugar dedicado para alimentarse. Siempre el mismo, en un mismo plato y por la misma persona. De ese modo se acostumbra a no comer de manos extrañas, ni a levantar nada de la calle. En caso de que alguien le ofrezca algo, no le permita que lo acepte, corrigiéndolo de inmediato «no – no- no» aunque tenga que sacárselo de su boca. Si de cachorro se le enseña, no tendrá problemas de adulto y será más difícil que sea engañado por delincuentes.
También debe tener horarios para alimentarse. No le deje un recipiente de alimento durante todo el día a su disposición. Debe comer con horarios de modo que pueda hacer una digestión conveniente